martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad y próspero año 2014

Guadalturia quiere transmitiros nuestros mejores deseos para estas fechas y para el próximo año que está a punto de empezar. Gracias a todos nuestros seguidores y amigos, autores y clientes, y ojalá el año que entra os colme de felicidad. En enero regresaremos con nuestras novedades y más noticias. Disfrutad en la mejor compañía posible, la de los vuestros y la de los libros. 


lunes, 16 de diciembre de 2013

Carlos Guillermo Navarro.

Antonio Garrido publicó el pasado 2 de noviembre de 2013, la siguiente crítica que ofrecemos ahora a nuestros amigos y  lectores. Aparecida en el diario Córdoba, en Cuadernos del Sur, su autor, catedrático de Filología y ex director del Instituto Cervantes de Nueva York, ha sabido encontrar la esencia de la escritura de Carlos Guillermo Navarro en esta novela, que como indica el propio Garrido, posee una brillantez que deslumbra, llena de matices inconfundibles. Nuestra enhorabuena a Carlos Guillermo Navarro, padre de El paraíso de las flores marchitas, por haber recibido una crítica tan excelente como merecida a su novela, y que por supuesto no dejaremos pasar de largo en nuestro blog. 


NO TODO ERA PARAÍSO

Mucho se ha escrito sobre la actitud del autor con respecto a la difusión de su obra. Hay escritores que producen pensando en el público; el mismo Lope de Vega tenía muy presente el gusto del "vulgo". Otra cosa es la calidad del resultado, que en el ejemplo citado era extraordinario casi siempre. Otros, muy pocos, afirman que escriben para ellos mismos, como necesidad personal, y que no tienen el menor interés en difundir su obra. Me lo creo aunque con dificultad. Con independencia de la verdad o mentira del aserto, puedo afirmar que esa obra no existe. No se completa el circuito de comunicación, no hay receptor. Un tercer grupo es el que escribe sin concesiones a las modas y al oportunismo pero desea, es coherente, llegar a todos. En este grupo incluyo a Carlos Guillermo Navarro, autor de El paraíso de las flores marchitas , editado por Guadalturia.
Conozco muy bien la obra de Navarro; sobre todo sus novelas Por las rutas de los mares Apuntes de una crónica negra . Estamos ante un prosista singular, original; menuda palabra en los tiempos que corren, tiempos de clones informáticos, de corta y pega. Navarro es justo lo opuesto. Durante años, sí, años, se faja con el idioma en el ring de las palabras y vence la dificultad, esa que es esencia de la verdadera literatura, para ofrecernos desusadas perspectivas del significado, veladuras del sentido, brillantez deslumbrante de una palabra que queda suspendida en el centro de la frase, aupada en la fuerza de la evocación por los matices, ya llegué, matiz y sutileza hasta en la violencia de lo narrado.
Una cabeza golpea en el asfalto, solo eso y es más que suficiente para sentir la pesadez del cuerpo derribado, del cuerpo de la mujer asesinada. Tan importante es el texto como lo que este crea de nebulosa, de constelación evocadora. Son los magníficos agujeros negros de esta prosa, los espacios in absentia , que Navarro domina perfectamente y que son estilemas virtuales porque cierran la intención del párrafo o de la frase. Se trata de un equilibrio de funámbulo en lo más alto de la carpa y el lector sigue los ejercicios del volatinero de la prosa con interés nunca decaído; de todo lo anterior se desprende que la acción no es determinante; por el contrario, lo es el análisis, la exploración de los pliegues ocultos de la sicología de los personajes, de sus motivos, de sus sinrazones. Estamos ante un viaje atrevido por el interior de cualquiera de nosotros.
El autor no crea héroes, se mueve en la cotidianidad porque siempre ha intentado ser testigo de nuestro tiempo, siempre ha querido contar la esencia del ser, la contradicción. Nada tiene un valor absoluto. Del locus amoenus pasamos al infierno sin transición, de golpe, cuando todo el mundo de certidumbres que hemos ido creando cae con estrépito o con silencio, ese silencio que requiere el odio, la violencia extrema que desdobla la personalidad del protagonista.
Dos narradores y tres momentos en el decurso del tiempo. No hay nombres propios, todos estamos implicados en la historia. En el origen fue la pasión, el amor elevado a la más alta potencia del triunfo de los sentidos, al agotamiento de los cuerpos unidos en el gemido. Siguió el matrimonio y el apaciguamiento, suave, lento, pero inexorable. Continuó el desapego y, claro está, el divorcio y sus secuelas. Normal, muy normal.
El narrador se siente estafado por la sentencia y se irá adentrando en el mundo de los fantasmas, de las pinturas negras, de una nueva personalidad hórrida que no llega a reconocer, que deviene autónoma y que lo lleva a cometer acciones contrarias a su naturaleza. La mayor parte de la narración nos llega desde el punto de vista de la abogada que le llevó el divorcio. ¿Qué siente por este hombre? No sabemos, no importa, el misterio es una puerta que no se debe cruzar; seguramente, pena.
Si el personaje se desdobla, la aparición del "otro", de su clon, un malhechor probado, amplia el horizonte de matices. Se produce una inversión. El malo se vuelve bueno y el bueno, ya sabemos. Esta estructura en paralelo se completa con la exmujer y la nueva amante del protagonista. No puedo desvelar nada más. Un aspecto que me ha llamado la atención es la verosimilitud de unas relaciones que sorprenden. La naturalidad de los hechos es la clave. Al final, el protagonista retoma la historia y sabemos del desenlace. Disfrute el lector, demórese con la prosa, déjese llevar
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